jueves, 2 de febrero de 2012

Amémonos en el océano de la distancia 
que no es distancia para el alma nuestra; 
y amémonos en la puesta repentina del sol 
que celoso se esconde al vernos. 

Amémonos cuando cae la dulce lágrima del recuerdo, 
que es lágrima pero no nos duele; 
y amémonos cuando nos sorprende el silencio 
y parecen dialogar los corazones nuestros. 

Amémonos en el abrazo sagrado, de nuestros labios, 
que es un beso sin tiempo; 
y amémonos cuando nuestras miradas se iluminan 
y suena tímido el "te quiero" nuestro. 

Amémonos, amor, con este amor que es tan nuestro, 
que no sabe de rencores, ni distancia, ni tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario